martes, 4 de diciembre de 2012

Rafagas Ante Tus Ojos (Camilo Valbuena)



El niño se levanta del suelo y sin tener una razón, sin que nadie le diga, comienza a correr hacia adelante. No se detiene a observar sus alrededores oscuros. Es comosi no hubiera vida y todo lo que existe ahí, ya estuviera muerto. El niño es hábil al moverse en sus alrededores, aún en la oscuridad del desolado lugar en donde estácautivo. Él sabe que para cruzar el río tiene que subir al árbol de las ramas fuertes. Tiene que subirlo para romper una de las ramas del tope. Todo lo hizo con la mayor habilidad, como si él hubiese vividotoda su vida en los árboles, o como si lo hubiese hecho ya miles de veces. Rompe la rama y salta.Cae a toda  velocidad, pero antes de tocar el suelo, sus manos se agarran de la última rama o la primera desde abajo. Ni siquiera ve la rama, lo pudo haberhecho con los ojos cerrados, como si ya lo tuviera todo memorizado de alguna forma. Empuja la rama, pesada y áspera, un trabajo casi imposible para cualquier niño, pero él no se queja, la empuja y con precisión logra hacer un puente por el que cruza fácilmente el río. Otra vezcomienza a correr. Los pies de cualquieraestarían cansados, los músculos estarían quemando de dolor, pero de una manera inhumana y condeterminacióncontinúa el niño ahora baja una colina.Ve un punto en la base de la colina quesevahaciendomásgrande y va tomando forma, una forma humana. Por fin, se detiene ante esa forma humana, que no debería estar ahí a menos de ser una ilusión creada por la mente inestable del niño.

Mira a través del hombre y ve a un niño corriendo hacía un río. No lo reconoce. Entonces, al fin recuerda  algo. Recuerda estar cayendo, pero sus alrededores son distintos. Los árboles se transformaron en edificios y la hierba en una plana carretera. Finalmente, las piedras también cambian, y ahora se mueven a gran velocidad. El recuerdo solo llega hasta el punto en que toca la hierba, es decir la carretera, y después, una luz blanca,de intensidad poderosa rompe el tiempo y lasdimensiones y llega a cualquier lugar.  Cae inconsciente, pierde todo recuerdo y sensación, se queda quieto, inmóvil, como si hubiera muerto otra vez. El niño se levanta del suelo y sin tener una razón, sin que nadie le diga, comienza a correr hacia adelante.

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