martes, 4 de diciembre de 2012

Si Se Puede (Martin Albuja)


Eran medianoche en el pueblo. Israel Gómez, el niño más querido del barrio, estaba tratando de dormir, provenía de una familia muy pobre del valle del Chota, Israel tenía un sueño que lo dejaba despierto todas las noches, por muchas horas: Él quería ser un futbolista profesional.

Rayito (como lo llamaban todos, por su gran velocidad)y su padre se desvelaban viendo todos los partidos de fútbol del Campeonato Nacional. Su padre trabajaba además en la noche y los fines de semana para ahorrar y poder  comprar las entradas a los partidos más importantes que se jugaban en Quito.

Rayito estudiaba en la mañana y en la tarde iba a jugar con sus amigos en unos terrenos abandonados. Jugaban sin zapatos con una pelota descosida y desgastada que él guardaba como un tesoro desde muy pequeño, cuando un turista impresionado de su habilidad, se la había regalado.

 

La madre de Rayito siempre lo apoyaba y lo alentaba a trabajar duro para convertir su sueño en una hermosa e increíble realidad. Ella le decía: “No dejes que te digan que no puedes. Si tú quieres, sí puedes. Nunca te olvides de que Sí Se Puede”.

 

Una noche, luego de una boda, un vecino borracho atropelló a una pareja en la calle, no sobrevivieron. Eran los padres de Rayito. Él tenía dieciséis años. Rayito decidió salir para Quito, determinado a buscar su sueño y juró por la memoria de sus padres que sería el mejor jugador del mundo.

 

En la capital, Rayo (porque ya no le gustaba que le llamen Rayito) sufrió muchos percances, tuvo que vivir en las calles, haciendo trucos con naranjas ante los autos, para ganar algún dinero para comer. Tuvo que dormir en la calle, tuvo que soportar el sol y la lluvia, perotodavía se despertaba en las noches emocionado por su sueño, aunque tiritando del frío.

 

Rayo había gastado todos sus ahorros de seis meses, comiendo solamente una vez al día, para comprarse un par de zapatos de fútbol y presentarse ante los diferentes clubes del país. Ninguno lo aceptó porque no contaba con auspiciante. Él se sentía frustrado y desolado, pero no dejaba de despertarse todas las noches emocionado con la idea de jugar en un gran Club. Recordaba las palabras de su madre: “No dejes que te digan que no puedes. Si tú quieres, sí puedes. Nunca te olvides de que Sí Se Puede”.

 

Un día, mientras hacía sus trucos frente a los autos, un hombre de alta estatura, pero pobre como él se le acercó. Conversaron un tiempo y luego lo llevó a una cancha, sacó un balón de un costal y le pidió que tratara de dominarlo. El hombre se quedó impresionado y con la voz emocionada se presentó. Era un cazatalentos del Real Madrid B, que había venido a Américaencubierto, en busca de jugadores jóvenes para el equipo.

 

Israel “el Rayo” Gómez, viajó a sus diecisiete años a debutar en el fútbol Español. Una vez en Madrid, Rayo se destacó en su debut versus Barcelona B. Lo que más impresionaba era su increíble velocidad y la habilidad que tenía para dominar el balón.

 

Rayo tuvo que trabajar muy duro para mantenerse en el fútbol. Al comienzo vivió en la casa de Miguel, uno de sus compañeros, que se convirtió en su mejor amigo. Durante el día trabajaba en un taller de autos (como lo hacía su papá) y por la tarde entrenaba con el equipo.

 

El camino hacia el éxito estuvo lleno de sacrificios, pero Rayo siempre se sintió acompañado por sus padres. Incluso había veces en que él escuchaba los consejos que le susurraban, sobre todo cuando dormía y soñaba.

 

Era el año 2017, Israel ya tenía 23 años y se había convertido en un atleta grande, fuerte y era el goleador del Real Madrid. Los clubes ecuatorianos estaban impresionados de que la estrella fuera de Ecuador ya que nunca habían oído hablar de él en el país.

 

Israel fue convocado por la selección ecuatoriana de fútbol para jugar como delantero. La selección clasificó al Mundial Italia 2018, llevada de la mano de “El Rayo” Gómez.

 

Ecuador dio un espectáculo inolvidable, superando a los mejores equipos europeos, americanos y africanos. “El Rayo” Gómez fue reiteradamente comparado con el legendario Pelé, por todos los periodistas y comentaristas del mundo. A medida que pasaba a la siguiente ronda todo el Ecuador vibraba de emoción con la idea de llegar a la gran final.

 

El partido de la semifinal contra Italia, el dueño de casa, fue durísimo. “El Rayo” Gómez , la estrella ecuatoriana, recibió muchas faltas,  pero al final anotó dos goles que le dieron el triunfo a Ecuador.

 

En la final quedaron los dos grandes equipos favoritos: Ecuador y España. Israel iba a jugar en contra de sus compañeros de equipo, que en realidad no eran solo compañeros sino hermanos. Con ellos había crecido en el fútbol español. Ellos lo habían apoyado cuando él más lo necesitaba… su corazón estaba dividido.

 

El partido final fue inolvidable. Ambos equipos dejaron el alma en la cancha. “El Rayo” estaba más inspirado que nunca. El mundo entero estaba a la expectativa, Ecuador era un solo corazón emocionado de alegría: ganar un Mundial era un sueño hecho realidad.

 

Los equipos terminaron el partido empatados y se fueron a tiempo extra. Cuando estuvo a punto de terminar, Israel recibió una fuerte patada en su tobillo derecho. El dolor le hizo “ver estrellas” y lo tumbó al piso. La falta fue dentro del área por lo que el árbitro pitó un penal. Si Ecuador anotaba el gol, se coronaba campeón mundial.

 

Israel tenía a sus pies el balón y frente a sí, defendiendo el arco español, estaba su amigo, su hermano del alma, Miguel. Para “El Rayo” fue un momento  eterno, ya ni siquiera escuchaba retumbar al estadio, solo escuchaba sus propios latidos… Sus compañeros ecuatorianos le gritaban y lo animaban. En el otro lado, sus compañeros españoles guardaban silencio, llenos de expectativa. Israel sintió que su corazón se partía en dos y sus piernas comenzaron a temblar. “No puedo”, pensó… pero en ese momento, Miguel, con los ojos llenos de lágrimas le gritó:“NO DEJES QUE TE DIGAN QUE NO PUEDES. SI TÚ QUIERES, SÍ PUEDES. NUNCA TE OLVIDES DE QUE SÍ SE PUEDE”.

 

El recuerdo de su madre lo llenó de valor. Israel le sonrió a su amigo y luego disparó con toda su fuerza. Miguel se lanzó y trató de detener el balón pero él sabía que era imposible. La pelota chocó contra la red: Ecuador se coronó ¡CAMPEÓN DEL MUNDO!.

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