martes, 4 de diciembre de 2012

Si Se Puede (Martin Albuja)


Eran medianoche en el pueblo. Israel Gómez, el niño más querido del barrio, estaba tratando de dormir, provenía de una familia muy pobre del valle del Chota, Israel tenía un sueño que lo dejaba despierto todas las noches, por muchas horas: Él quería ser un futbolista profesional.

Rayito (como lo llamaban todos, por su gran velocidad)y su padre se desvelaban viendo todos los partidos de fútbol del Campeonato Nacional. Su padre trabajaba además en la noche y los fines de semana para ahorrar y poder  comprar las entradas a los partidos más importantes que se jugaban en Quito.

Rayito estudiaba en la mañana y en la tarde iba a jugar con sus amigos en unos terrenos abandonados. Jugaban sin zapatos con una pelota descosida y desgastada que él guardaba como un tesoro desde muy pequeño, cuando un turista impresionado de su habilidad, se la había regalado.

 

La madre de Rayito siempre lo apoyaba y lo alentaba a trabajar duro para convertir su sueño en una hermosa e increíble realidad. Ella le decía: “No dejes que te digan que no puedes. Si tú quieres, sí puedes. Nunca te olvides de que Sí Se Puede”.

 

Una noche, luego de una boda, un vecino borracho atropelló a una pareja en la calle, no sobrevivieron. Eran los padres de Rayito. Él tenía dieciséis años. Rayito decidió salir para Quito, determinado a buscar su sueño y juró por la memoria de sus padres que sería el mejor jugador del mundo.

 

En la capital, Rayo (porque ya no le gustaba que le llamen Rayito) sufrió muchos percances, tuvo que vivir en las calles, haciendo trucos con naranjas ante los autos, para ganar algún dinero para comer. Tuvo que dormir en la calle, tuvo que soportar el sol y la lluvia, perotodavía se despertaba en las noches emocionado por su sueño, aunque tiritando del frío.

 

Rayo había gastado todos sus ahorros de seis meses, comiendo solamente una vez al día, para comprarse un par de zapatos de fútbol y presentarse ante los diferentes clubes del país. Ninguno lo aceptó porque no contaba con auspiciante. Él se sentía frustrado y desolado, pero no dejaba de despertarse todas las noches emocionado con la idea de jugar en un gran Club. Recordaba las palabras de su madre: “No dejes que te digan que no puedes. Si tú quieres, sí puedes. Nunca te olvides de que Sí Se Puede”.

 

Un día, mientras hacía sus trucos frente a los autos, un hombre de alta estatura, pero pobre como él se le acercó. Conversaron un tiempo y luego lo llevó a una cancha, sacó un balón de un costal y le pidió que tratara de dominarlo. El hombre se quedó impresionado y con la voz emocionada se presentó. Era un cazatalentos del Real Madrid B, que había venido a Américaencubierto, en busca de jugadores jóvenes para el equipo.

 

Israel “el Rayo” Gómez, viajó a sus diecisiete años a debutar en el fútbol Español. Una vez en Madrid, Rayo se destacó en su debut versus Barcelona B. Lo que más impresionaba era su increíble velocidad y la habilidad que tenía para dominar el balón.

 

Rayo tuvo que trabajar muy duro para mantenerse en el fútbol. Al comienzo vivió en la casa de Miguel, uno de sus compañeros, que se convirtió en su mejor amigo. Durante el día trabajaba en un taller de autos (como lo hacía su papá) y por la tarde entrenaba con el equipo.

 

El camino hacia el éxito estuvo lleno de sacrificios, pero Rayo siempre se sintió acompañado por sus padres. Incluso había veces en que él escuchaba los consejos que le susurraban, sobre todo cuando dormía y soñaba.

 

Era el año 2017, Israel ya tenía 23 años y se había convertido en un atleta grande, fuerte y era el goleador del Real Madrid. Los clubes ecuatorianos estaban impresionados de que la estrella fuera de Ecuador ya que nunca habían oído hablar de él en el país.

 

Israel fue convocado por la selección ecuatoriana de fútbol para jugar como delantero. La selección clasificó al Mundial Italia 2018, llevada de la mano de “El Rayo” Gómez.

 

Ecuador dio un espectáculo inolvidable, superando a los mejores equipos europeos, americanos y africanos. “El Rayo” Gómez fue reiteradamente comparado con el legendario Pelé, por todos los periodistas y comentaristas del mundo. A medida que pasaba a la siguiente ronda todo el Ecuador vibraba de emoción con la idea de llegar a la gran final.

 

El partido de la semifinal contra Italia, el dueño de casa, fue durísimo. “El Rayo” Gómez , la estrella ecuatoriana, recibió muchas faltas,  pero al final anotó dos goles que le dieron el triunfo a Ecuador.

 

En la final quedaron los dos grandes equipos favoritos: Ecuador y España. Israel iba a jugar en contra de sus compañeros de equipo, que en realidad no eran solo compañeros sino hermanos. Con ellos había crecido en el fútbol español. Ellos lo habían apoyado cuando él más lo necesitaba… su corazón estaba dividido.

 

El partido final fue inolvidable. Ambos equipos dejaron el alma en la cancha. “El Rayo” estaba más inspirado que nunca. El mundo entero estaba a la expectativa, Ecuador era un solo corazón emocionado de alegría: ganar un Mundial era un sueño hecho realidad.

 

Los equipos terminaron el partido empatados y se fueron a tiempo extra. Cuando estuvo a punto de terminar, Israel recibió una fuerte patada en su tobillo derecho. El dolor le hizo “ver estrellas” y lo tumbó al piso. La falta fue dentro del área por lo que el árbitro pitó un penal. Si Ecuador anotaba el gol, se coronaba campeón mundial.

 

Israel tenía a sus pies el balón y frente a sí, defendiendo el arco español, estaba su amigo, su hermano del alma, Miguel. Para “El Rayo” fue un momento  eterno, ya ni siquiera escuchaba retumbar al estadio, solo escuchaba sus propios latidos… Sus compañeros ecuatorianos le gritaban y lo animaban. En el otro lado, sus compañeros españoles guardaban silencio, llenos de expectativa. Israel sintió que su corazón se partía en dos y sus piernas comenzaron a temblar. “No puedo”, pensó… pero en ese momento, Miguel, con los ojos llenos de lágrimas le gritó:“NO DEJES QUE TE DIGAN QUE NO PUEDES. SI TÚ QUIERES, SÍ PUEDES. NUNCA TE OLVIDES DE QUE SÍ SE PUEDE”.

 

El recuerdo de su madre lo llenó de valor. Israel le sonrió a su amigo y luego disparó con toda su fuerza. Miguel se lanzó y trató de detener el balón pero él sabía que era imposible. La pelota chocó contra la red: Ecuador se coronó ¡CAMPEÓN DEL MUNDO!.

Rafagas Ante Tus Ojos (Camilo Valbuena)



El niño se levanta del suelo y sin tener una razón, sin que nadie le diga, comienza a correr hacia adelante. No se detiene a observar sus alrededores oscuros. Es comosi no hubiera vida y todo lo que existe ahí, ya estuviera muerto. El niño es hábil al moverse en sus alrededores, aún en la oscuridad del desolado lugar en donde estácautivo. Él sabe que para cruzar el río tiene que subir al árbol de las ramas fuertes. Tiene que subirlo para romper una de las ramas del tope. Todo lo hizo con la mayor habilidad, como si él hubiese vividotoda su vida en los árboles, o como si lo hubiese hecho ya miles de veces. Rompe la rama y salta.Cae a toda  velocidad, pero antes de tocar el suelo, sus manos se agarran de la última rama o la primera desde abajo. Ni siquiera ve la rama, lo pudo haberhecho con los ojos cerrados, como si ya lo tuviera todo memorizado de alguna forma. Empuja la rama, pesada y áspera, un trabajo casi imposible para cualquier niño, pero él no se queja, la empuja y con precisión logra hacer un puente por el que cruza fácilmente el río. Otra vezcomienza a correr. Los pies de cualquieraestarían cansados, los músculos estarían quemando de dolor, pero de una manera inhumana y condeterminacióncontinúa el niño ahora baja una colina.Ve un punto en la base de la colina quesevahaciendomásgrande y va tomando forma, una forma humana. Por fin, se detiene ante esa forma humana, que no debería estar ahí a menos de ser una ilusión creada por la mente inestable del niño.

Mira a través del hombre y ve a un niño corriendo hacía un río. No lo reconoce. Entonces, al fin recuerda  algo. Recuerda estar cayendo, pero sus alrededores son distintos. Los árboles se transformaron en edificios y la hierba en una plana carretera. Finalmente, las piedras también cambian, y ahora se mueven a gran velocidad. El recuerdo solo llega hasta el punto en que toca la hierba, es decir la carretera, y después, una luz blanca,de intensidad poderosa rompe el tiempo y lasdimensiones y llega a cualquier lugar.  Cae inconsciente, pierde todo recuerdo y sensación, se queda quieto, inmóvil, como si hubiera muerto otra vez. El niño se levanta del suelo y sin tener una razón, sin que nadie le diga, comienza a correr hacia adelante.

El Poder de La Union (Antonella Torres)


Mi madre y yo siempre nos hemos llevado muy bien, apoyándonos la una a la otra en las buenas y malas circunstancias de la vida. Vivimos en una pequeña casa de madera al  lado de un lago, donde siempre solíamos ir a tirar piedritas. Mi madre me enseñaba cómo hacerlo, mostrándome el ángulo en que la muñeca debía girar para así lograr la mayor cantidad de brincos en el agua. Este pasatiempo lo adoptécuando necesitaba estar a solas para pensar. Era bastante agradable, por las tardes me solía sentar y podía sentir el viento chocando con mi cara. Mi madre me consentía bastante al ser la única mujer y siempre me tenía preparada una taza de chocolate bien caliente al volver. Mi vida en la secundaria marcó bastantes recuerdos.

Me había graduadodel colegio con la aspiración de llegar a  ser enfermera. Sin embargo, se puede decir que me llegó la oportunidad de cumplir mi sueño de una manera muy extraña. Comenzaron a haber bastantes conflictos en el país y las situaciones económicas de cada familia se ponían peor. Todos estábamos cansados con nuestro gobierno y no sabíamos qué sucedería en nuestro país. Las situaciones entre los países no mejoraban y todo era un completo desastre. Nunca nadie imaginó que habría una guerra.

A mi hermano mayorlo obligarona ir a luchar por nuestro país. Sufrí mucho cuando me enteré de esta noticia. Siempre nos habíamos llevado muy bien. Personalmente yo lo admiraba mucho, era como un héroe para mí porque sepreocupaba mucho de la gente a su alrededor. Me daba gran temor de dejarle ir. Me cuestionaba muchas cosas en mi cabeza. Ésta podría ser la última vez que lo viera con esa sonrisa tan cautivadora en su rostro. No sabía qué hacer y no pude dormir varias noches sin dejar de pensar en él. Así pasaron los días y las semanas, hasta que por fin llegóel día aciago y él tuvo que emprender su viaje.

Mi madre no paraba de llorar.  Mi hermano Francis tuvo que despedirse rápidamente porque sino él también hubiese llorado ahí mismo.Él no podía dejar que lo vieran así. Tenía una personalidad tosca y dura, tal como un general. Yo intentaba contener las lágrimas. Me despedí de Francis con un abrazo que me dejó sin aire. él recogió sus maletas y subió al carro. ¡Qué bien le quedaba ese uniforme! se lo veía tan valiente y fuerte. Y así se fue. Lo últimoque pude ver de él fue su mano al decir adiós mientras el carro arrancaba. Fue justo en ese momento que no aguanté y me tiré de rodillas a llorar. Mi madre con los ojos hinchados me consolaba.

Pasaba el tiempo y se oía muy poco de Francis y del resto de hombres del vecindario que  también habían ido. Me parecía una idea horrible el hecho que gente sinconocerse se atacara y matara unos a los otros. Las guerras no deberían existir ni ser permitidas. Yo casi terminaba mi primer semestre en la universidad como enfermera y me mantenía altamente motivada en mis estudios. Un día llegó una inesperada carta por correo. La leímos juntas y quedamos paralizadas. Nosé si mi corazón o el de mi madre palpitaba más rápido, pero simplemente no lo podíamos creer. La carta decía que mi hermano estaba gravemente herido y que más enfermeras se necesitaban para atenderle.

El sentimiento de impotencia me torturaba. Tenía que hacer algo. Aún no tenía mi título de enfermera, pero sabía algunas cosas y podía ayudar de cualquier forma. Simplemente tenía que ir a ver a mi hermano. Así que tomé acción y le dije a mi madre que aplicaría para ir. Mi madre me creyó loca, ¿como iba ella a dejar que lo último que le quedaba se vaya así?. Ella me lo negaba y yo se lo rogaba todos los días,  no entendía que debía ir a ver a Francis. Tenía que asegurarme que esté bien. 

Le insistí a mi madre de todas maneras. Le decía que no me iba a arriesgar, que me cuidaría, quela única razón para ir era ayudar a tantos heridos ya que ésta era ,la oportunidad, la oportunidad que Dios me había mandado. Insistí e insistí hasta que mi madre se dio por vencida y por más que no quería con sus labios muy forzadamente pronunció un “está bien, anda”. Esas palabras eran las que necesitaba oír. La verdad me daba mucha melancolía el tener que abandonar mi hogar y a mi madre más que a todo, pero sabía que esto era lo que tenía que hacer.

Me fui de la noche a la mañana, empaqué algunas pertenencias brevemente y salí en esta nueva experiencia que me tocaría enfrentar. Sabía que el riesgo valdría la pena de alguna forma u otra.  Le dije que no se preocupara, que yo sabía cuidarme y que regresaría con noticias de Francis lo antes posible. Estaba bastante nerviosa, pero a la vez con muchas ganas de enfrentar al mundo. Y así fue, apenas llegué a donde se atendían a los heridos pregunté por Francis, pero nadie me daba razón, lo buscaba de camilla en camilla. Finalmente pude ver que a un lado caía el collar que le había regalado a Francis antes de que se fuera de casa. Entré y encontré a mi hermano destrozado.

Tenía una enorme venda cubriendo sus ojos y no entendía qué le había pasado. Se puso bastante contento cuando escuchó mi voz. Francis me explicó que había quedado ciego mientras luchaba. Esto me dolió hasta el aliento. Mi hermano no iba a lograr ver por el resto de su vida. Sin embargo, yo no iba a dejar que él sufra así. Yo iba a ser su bastón en medio de la ceguera.

Sin Titulo (Mateo Carrera)


Las ramas crujían en sus pies, el frío se paseaba por su cuerpo y la respiración sonaba más fuerte con el pasar de los segundos. La luna iluminaba hasta más que el sol y llamaba la atención de un sin número de aullidos. El niño, que había estado corriendo toda la tarde, ahora corría en el amanecer, pero por un motivo distinto.

El niño, respondía al nombre de Pedro, vivía en una mansión, pero como sirviente. Su madre era asistente en la cocina y de alguna forma le consiguió trabajo a su hijo de apenas 7 años. Él era el encargado de llevarle la comida al dueño de la casa, a la persona más importante del pueblo, pero aquella tarde todo salió catastróficamente mal.

Mientras corría se repetía en su cabeza dos cosas. La primera llena de arrepentimiento por lo que acababa de hacer, deseando no haberlo hecho. La segunda era la más inminente, el hecho de que su muerte estaba a solo cuestión de segundos. Descalzo, ignoraba el dolor en sus pies mientras esquivaba los árboles.

Esa tarde Pedro salió a jugar, olvidándose de todas sus obligaciones. Se había olvidado de llevarle la comida al Señor Alfaro y para cuando se acordó era de noche. Su mamá le había mencionado que solo había una regla, que no importen las circunstancias, no debía entrar al cuarto del Señor Alfaro de noche, aunque nadie sabía bien por qué. A Pedro no le importó y fue por la bandeja.

Mientras corría se decía a si mismo en voz de desesperación “debí escuchar a mamá” Entonces escuchó un aullido tan cerca que hasta lo pudo oler. Regresó a ver por primera vez y tropezó con una rama, se quedó quieto, atónito.

El pasillo estaba más iluminado que de día, ¡y vaya que la luna estaba hermosa! Pedro caminaba con la bandeja de plata entre sus manos, aterrado, nunca había roto una regla de esta manera, pero más que nada, había un silencio completo. Cuando llegó a la puerta la abrió, y lo primero que alcanzó a ver fueron unas uñas del tamaño de sus brazos. Ante él, un monstro de cuatro patas y mucho pelaje, casi como un oso. Dejó la bandeja caer y corrió hacia el bosque, la bestia lo siguió.

Desde el ángulo que tenía ahora Pedro, ya no parecía un oso, sino más bien un lobo. Esto le importó poco ya que nunca había tenido tanto miedo. Cuando vio las enormes uñas acercarse, cerró los ojos, pero en ese preciso momento, una nube eclipsó la luna. 

 

SinTitulo (Diego Santos)



Se encontraban en una pequeña ciudad llamada Duke, Nuevo México el estado. Hace tres días que nadie los había visto a los tres estudiantes. Fue cuando despertaron del sueño cuando se dieron cuenta que se habían movido inconscientemente. Estaban en un desierto árido, con el sol en su punto más alto y lo único que se podía ver en la distancia era la carretera. Ahí fue cuando empezó el pánico.

Eran tres estudiantes Pedro,  Lisa y James, y los tres asistían a la misma escuela, Nova High school. Días atrás James llegó a la escuela tarde, esto fue raro para sus compañeros debido a que él era uno de los estudiantes más puntuales en de todo el colegio. En el recreo, los dos amigos fueron a buscar a James para averiguar porque llego tarde. Encontraron a James en el corredor de los baños guardando sus libros en su casillero. Cuando lo encontrar los dos estudiantes preocupados preguntaron a James por que había llegado tarde, James asegurándose de que no hubiese nadie más en el pasillo les contó sobre el producto maravilloso que su abuelo le regalo por su cumpleaños de 14 años. 

Se trataba de una pequeña pantalla, del tamaño de la palma de James. Lisa curiosa por el comportamiento de él preguntó “por que tanta precaución de que nadie nos oiga?”. Alguien había entrado al corredor. James sin decir una palabra más salió del pasillo y dejó una nota en el piso que decía “Nos vemos después de clases en la cancha de fútbol”. Al sonar la campana del final del día los Lisa y Pedro fueron caminando hacia la cancha para reunirse con James. Al llegar a la cancha, James ya los estaba esperando, el ya no se veía tan preocupado como antes parecía como si alguien le hubiera dado un calmante debido a su drástico cambio de actitud.

James abrió el dialogo diciendo “perdón por mi actitud hoy de mañana, pero no quería que nadie más se entere de mi regalo”.  Lisa más relajada por su explicación pregunto “pero qué tiene esta pantalla de especial para que solo nosotros podamos saber de ella”, James tomó aire para decir la gran noticia, “Esta pantalla te puede llevar a cualquier lugar en el mundo en cuestión de segundo”. Pedro riéndose “¡Eso es imposible! A lo mejor solo no la quieres compartir”.  Entonces James prendió la pantalla y un mapamundi surgió, “llévame a Roma, en Italia”. Tomó un segundo para que los estudiantes se encontraran en la cuidad de Roma. Ninguno dijo nada por unos momentos, el impacto era tan grande que no lo podían creer. El atardecer acabaría pronto y los vientos cálidos cada vez más, eran remplazados por los fríos. Finalmente James dijo “¿ahora entiendes?”.

Luego de eso momento cada día, después del colegio se reunían en la cancha de futbol y viajaban a alguna parte del mundo.  Para el final de la semana habían visitado más de 50 diferentes lugares atraves del globo.  Era una mañana fría de invierno faltaba solo una semana más hasta que empiece la novena y los amigos sabían que este era el último día que iban a poder viajar juntos debido a que ya no podían ausentarse en épocas navideñas. Se reunieron el lugar habitual y como éste era su ultimo viaje por las próxima dos semanas decidieron ir a un lugar muy lejano, Fiji.

Fue cuando James dijo el nombre que algo raro paso, el espacio que rodeaba a los muchachos empezó a cambiar de manera drástica.  Experimentaron diferentes climas por los próximos minutos y el paisaje que los rodeaba cambiaba al segundo.  Llegaron a climas tan extremos las manos de Pedro llegaron a congelarse y Lisa casi se desmaya del intenso calor. Fue entonces cuando los estudiantes se desmayaron y cayeron en un profundo sueño.

Se encontraban en un desierto árido, en la distancia solo se veía una carretera y nada más por kilómetros de distancia. El primero en despertar fue James. Su ropa, igual que la de Pedro y Lisa, estaba cubierta en polvo y su rostro le dolía debido al intenso calor al cual su piel fue expuesta.  Antes de despertar a los demás abrió la pantalla para saber donde se encontraba y para su alivio aun seguía adentro de los Estados Unidos. Prosiguió a despertar a los otros, igual que el a ellos les dolía el rostro y el cuerpo por haber dormido en el piso. La pantalla además de transportarlos por el mundo,  adelanto el tiempo y el día  que pasaron inconscientes, terminaron siendo tres.

Fue entonces cuando James abrió la pantalla y aún con temor de que algún incidente vuelva a pasar dijo, “Llévame a Miami, Florida”.  En un parpadeo se encontraban de nuevo en el colegio. Ahora que estaban de vuelta en su ciudad, se dieron cuenta de los varios lastimados que tenían en todo el cuerpo. Pedro fue el más afectado, sus dedos se habían congelado por el frio al que fueron expuestos y una de sus costillas se rompió.

Antes de llevarlo al hospital Lisa aún con miedo de que algo como lo que les pasó vuelva a suceder cogió la pantalla y la rompió en dos.  Ella sabía que era la única excusa que tenia para explicarles a sus padres lo sucedido pero aunque no la hubiera roto, ellos no le habrían creído.  Al llegar al hospital sus familias fueron contactadas y ellos acordaron en no decirles nada sobre lo acontecido y en cambio  indicar que la razón su desaparición fue un robo.

 

jueves, 29 de noviembre de 2012

Sobrevivi (Joaquin Rodriguez)


Era un día perfecto para salir a revisar las trampas para castores que había colocado hace dos días. Cargué de provisiones mi cuadrón como para una semana, aunque sabía que no me tomaría más de dos horas revisarlas. Monté mi cuadrón con aire de explorador y empecé el paseo pasado el medio día. Mientras me internaba en lo profundo del bosque,guiándome por mi excelente sentido de orientación, recordaba mi entrenamiento para la supervivencia como si fuera a necesitarlo en algún momento. El paisaje de la Cordillera Rocosa en Canadá era espectacular; me distraje un poco debido a ello, hasta que me dí cuenta que había llegado al riachuelo donde se ubicaban las trampas. Me alegré al observar que había unos tres castores atrapados y ya muertos en ellas. Al bajar de mi cuadrón me fue difícil caminar por ese territorio tan escarpado con mi pierna que había sufrido de polio. Luego tomé los castores y los amarré firmemente a mi cuadrón. Ya volviendo a mi casa, decidí seguir otro camino para conocer mejor aquel hermoso lugar.

 

El camino era muy difícil con bajadas muy empinadas y cubiertas de un lodo pegajoso que trababa mis ruedas. Mientrasdescendía por una pendiente muy empinada,sentí un dolor terrible en el ojo derecho y por instinto, solté unamano del volante para ver si tenía algo. Sí, tenía una hoja de césped, pero en el momento que solté mi mano y agarré la hoja, perdí el control del vehículo y éste se volcó. El cuadrón me lanzó hacia adelante y empezó a rodar por la pendiente justo detrás de mí. Hasta que aterricé de boca en las faldas de la colina; al mirar hacia atrás,vi cómo el cuadrón se venía encima de mí ; sin darme tiempo de reaccionar, cayó bruscamente sobre mis piernas provocándome un dolor devastador.

 

No podía moverme, sabía que me había roto al menos una de mis piernas, y además el pedal del cuadrón se me clavaba en la espalda. No podía creer el estado en el que me encontraba, estaba atrapado y muy adolorido. Pasaron unos pocos minutos que me parecieron una eternidad, pues no veía manera de librarme. De repente, sentí un reflejo de luz en mis ojos. Era el reflejo del sol sobre mi hacha que se había desprendido delcuadrón, pero había caído fuera de mi alcance. Por suerte yo siempre llevaba una brújula y unsilbato colgados en el cuello, así que tomé el cordel y lo lancé para enganchar el hacha. Después de muchísimos intentos, lo conseguí. La agarré en mis manos y pensé que si lograba quitar peso al vehículo con golpes del hacha, disminuiría la presión en mi espalda y en mis piernas. Pero cada golpe me producía un dolor tanterrible que solo logré quitar los castores muertos. Luego pensé usar el hachacomo palanca para levantar el cuadrón,pero después de varios intentos,la herramienta se rompió.

 

Poco a poco llegó la noche y la temperatura descendió hasta -20 grados centígrados. Era tan intenso el frio que usé los castores como barrera contra el viento. Luego pensé que si le quitaba la piel a los castores podría usarla como aislante entre mi cuerpo y el piso. Pero el problema era que el olor de la carne fresca atraería a los lobos o coyotes de la zona. Decidí no arriesgarme.

 

A lo lejos vi una luz. Entendí que se trataba de la casa de un granjero o un cazador, así que grité lo más fuerte que pude pero el sonido del viento hacía imposible que el granjero me escuchara. Agarré el silbato y sople con fuerza. El silbato me fue más útil para hacer ruido aunque solo logré alterar a los perros del granjero. Pasé la noche con un frio terrible. No me atreví a dormir por si la hipotermia se apoderaba de mi cuerpo. Durante la noche, apenas me acompañaban los recuerdos de mi hijo en la última navidad y la angustia de que posiblemente no volvería a verlo de nuevo.

 

A la mañana siguiente me sentía deshidratado y con mucha hambre, pero las provisiones que traje estaban al otro lado y no lograba alcanzarlas.

 

De repente se me ocurrió una idea brillante, usaría la cinta con la que marco el lugar donde escondo las trampas para recoger el rocío y así hidratarme lo suficiente. Me pasé todo el día haciendo eso hasta que llegó la noche. Para entonces me venció el hambre y decidí probar un poco de carne de castor a pesar del riesgo de que esto atrajera animales peligrosos. Sabía que los lobos y coyotes podrían llegar en cualquier momento pero si no comía, moriría de todas maneras. Por suerte, esa noche no vino ningún depredador y aproveché la piel de los castores para cubrirme del frío.

 

Al siguiente día mientras me tomaba el rocío vi a lo lejos un helicóptero, me emocioné como nunca y empecé a gritar y a mover las cintas, pero fue inútil. El helicóptero giró hacia el otro lado perdiéndose en el horizonte como si yo no le importara. Fue un momento muy triste, aunque también sentí ira por mi impotencia de poder comunicarme.

 

En la noche del tercer día ocurrió lo peor. Estaba pensando en una solución a mi problema cuando escuché que unas patitas se acercaban hacia mí. No lograba ver nada pues mi ángulo de visión era muy bajo,pero sabía que estaba en problemas, hasta que a lo lejos vi una manada de coyotes acercándose hacia mí. Agarré el mango de mi hacha rota y empecé a golpear el suelo y el metal de mi cuadrón. Por suerte los coyotes se alejaron.

 

En la mañana del cuarto día mi cuerpo se rindió y me quedé dormido.

 

Mientras, en otra parte de la cordillera, Carlos, un experto en búsqueda y rescate,ajeno a mi desgracia, salió a caminar con su perro. Su plan era caminar hacia un lago ubicado al norte de mi posición. Pero sin saber porqué, cambió de planes hasta llegar al valle en el que yo me encontraba atrapado y dormido. Se acercó corriendo hacia mí y me vio, ahí, tirado debajo del cuadrón y me preguntó nerviosamente:

 

-          ¿señor, señor?

 

Al escuchar el sonido de su voz me desperté y lo vi, pensé que estaba alucinando.¿O tal vez sería un sueño?Al verme despertar, preguntó:

 

-           ¿Cómo se llama?

-           Frank Mathews, respondí aún confundido.

-           No se preocupe Sr. Mathews, le voy a ayudar

 

Carlos reaccionó rápidamente y me quitó el vehículo de encima. El alivio que sentí sigue siendo inexplicable. A pesar de mi cansancio Intenté mover las piernas pero éstas no respondían. Carlos me pidió no moverme mientras llamaba por su radio para pedir ayuda. Las horas que pasaron mientras esperaba a los paramédicos parecían no tener fin; pero al fin llegaron! Con la ayuda de Carlos me llevaron directo al hospital. Sufrí un par de operaciones de emergencia en la pierna y al poco tiempo pude tomar algo caliente. Luego llegó mi familia y celebramos el rescate.

¡Fue el mejor día de mi vida!

La Muñeca (Camila Andino)


Nunca logré entender el motivo por el que la hermana menor de mi madre murió, cuando apenas tenía dos años. Pregunté a todos mis parientes, pero nadie me lo quería decir. Debido a la situación económica del país, por la guerra que recién había pasado, fuimos a vivir al rancho de mi abuela, donde mi madre vivió durante toda su infancia. El invierno ruso había llegado temprano ese año, por lo que nos vimos forzados a pasar largas semanas encerrados dentro de la casa, rodeados de las aterradoras paredes que nos vigilaban, como si estuvieran vivas.Sentía como si alguien me mirase fijamente a la hora de dormir, como si alguien estuviera allí junto a mí. Al abrir mis ojos, no había nadie más en la habitación, un reconfortante alivio fluyó a través de mi cuerpo y pensé, "seguramente es producto de mi imaginación" y volví a dormir. Esa no fue la única vez que sufrí ese delirio, sino muchas más, y todo empezó cuando mi hermana recibió un regalo de mi abuela, una muñeca.

Al igual que mi madre yo tenía una hermana de 2 años. Mi abuela se encariñó con ella, desde que la vio por primera vez. Mi abuela, ‘Blanca Esperanza de Kranchinkovic’ fue esposa del duque Kranchinkovic, que llegó a ser el ilegítimo y más apreciado presidente de nuestra nación por 6años, hasta el día de su muerte. Desde entonces, mi abuela vivía triste: su rostro perdió su brillo y su mirada vivía inmersa en una soledad. 

Aquella tarde, en mi cuarto estaba tan aburrida, que decidí explorar la casa, en parte para ver si encontraba algo que decía como murió mi tía. Fui por el pasillo largo, viendo a todos lados. Lo primero que hice, fue entrar al cuarto de mi hermana. Al igual que en el resto de la casa, largas vigas de madera sujetaban el techo y las paredes.Mientras buscaba y buscaba, el tiempo pasó volando y me quedé dormida… De entre ojos, me desperté a las 3 de la mañana con un terrible dolor de cabeza. Al abrirlos, note, que alado mío, debajo de las cortinas que cubrían la ventana, había algo,unos zapatos, como de una niña de dos años. Levanté la cortina y...

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Tiempo atrás antes de la guerra, vivamos en la ciudad, en un pueblo llamadoGorod. Yo asistía a la escuela primaria de Svetyana. Desde muy pequeña tuve problemas de aprendizaje porque me costaba hablar bien. Por ese motivo, me metieron a un colegio especial para que mejorase mi habla, resultó un gran cambio en mi vida. Mi maestra, era como una segunda madre para mí, o como un padre.

De mi padre no he hablado mucho, pues no hay mucho que contar. Desde que la guerra empezó, él fue reclutado como soldado, al igual que muchos hombres de Rusia. No hemos tenido noticias de él, desde el día en que partió para unirse a la armada. Al primer mes de su partida, cuando la guerra aún no afectaba a los pueblos lejanos, nos enteramos de su desaparición. Recibimos una carta dirigida a 'La familia del soldado Egorov', de parte de la oficina de guerra, donde indicaba que debíamos esperar lo peor.

Esa noticia afectó a mi familia inmensamente. Pero yo, por un extraño motivo,no podía llorar. ¿Habrá sido porqué el miedo que llevaba dentro (por el recuerdo de esos zapatos en la habitación de mi hermana) era tan grande que no podía sentir ninguna otra emoción? ¿Habrá sido por el hecho de que mi cabeza estaba confundida como para lidiar con todas esas emociones? ¿Habrá sido por el hecho de que yo si estaba preparada en caso de una noticia así?
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Caminé por el largo pasillo una vez más. Al pasar junto al cuarto de mi abuela, noté que dentro de su cuarto había una especie de ventana que siempre estaba cubierta por unas largas cortinas. La primera vez que entré a su cuarto no las noté.Yo entré cuando no había nadie en el rancho.Tiré las cortinas hacia un lado y detrás, encontré una puerta. Estaba con llave. "Tengo que encontrar la llave!," pensé. Rebusqué cada rincón del cuarto de mi abuela, hasta que se me ocurrió buscar debajo de la alfombra que mi abuela tenía frente a su cama, y la ENCONTRÉ!

Abrí la puerta, temblando de miedo y de emoción. Al abrirla, encontré pilas gigantes de libros, amontonados en cada rincón del pequeño y estrecho cuarto. En el centro, había una pequeñita mesita, con un libro encima. Algo curioso me impactó y era que el libro estaba abierto! Leí aquella página muy detenidamente y no lo podía creer. Era un diario, escrito por mi madre. Al acabar de leerlo, salí corriendo, cerré la puerta, dejé la llave en su lugar y salí a ver si mi madre ya llegaba. 

Parada estaba yo, en la entrada al rancho, estaba oscureciendo, pero las fuerzas me vencieron y caí arrodillada al suelo. Ya me dormía, a pesar del esfuerzo enorme que ponía por no hacerlo. Sentí otra vez esa mirada que me vigilaba, pero no me atreví a abrir mis ojos. Pasos lentamente se acercaban hacia mí, las hojas crujían, el viento soplaba. Una pequeña mano rozó mi cabello, peinándolo, lentamente sobaba mi cabeza. Al principio pensé que era mi hermana pequeña con mamá, pero luego sentí que aquella pequeña mano que me peinaba, me sujetaba fuertemente del brazo, como si apunto de rompérmelo. Sin abrir mis ojos, grité tan fuerte como pude, y mi madre apareció, me abrazó y sentí un alivio indescriptible. Abrí mis ojos y vi a mi abuela y mi hermana.

Las siguientes semanas, hice todo lo posible por mantener a mi hermana alejada de esa muñeca. Mis esfuerzos, inútilmente dieron frutos. Un día, detrás de la pared escuché a mi madre y mi abuela hablar de una maldición que una bruja había lanzado sobre nuestra familia y me asusté.

Mi hermana había cambiado demasiado los últimos días, no lloraba, no reía, no jugaba. Ya no era una niña de dos años. Mi madre despertó aquella mañana, como cualquier otra, y cuando fue al cuarto de mi hermana la encontró viva, pero bañada en sangre. Mi madre sabía exactamente lo que estaba ocurriendo, y temía que le pasara a mi hermana lo mismo que a mi tía, cuando había sido hipnotizada por la muñeca y se suicidó. Por aquel motivo, nos fuimos fuera del país, a Bulgaria.

Ya hemos vivido aquí por más de cinco  años y nuestras vidas han vuelto a la normalidad.Mi abuela murió hace ya más de dos , (mera consecuencia) e inesperadamente, encontramos a mi papá, aquí en Bulgaria, un día cuando nos dirigíamos al mercado. Él nos explicó que el motivo por el que no volvió a casa fue porque el escapó con su escuadrón, temiendo por su vida y si alguien se enteraba lo podían matar. Ahora tengo dieciséis años y mis problemas de aprendizaje desaparecieron y finalmente puedo asistir a un colegio normal. Mi hermana es una niña saludable y feliz, aun conserva su muñeca y sorpresivamente no han vuelto a pasar sucesos extraños. Con los nuevos avances médicos, luego de una extensa investigación, descubrieron que la muerte de mi tía no fue a causa de una muñeca sino que sufría de epilepsia.