jueves, 29 de noviembre de 2012

La Muñeca (Camila Andino)


Nunca logré entender el motivo por el que la hermana menor de mi madre murió, cuando apenas tenía dos años. Pregunté a todos mis parientes, pero nadie me lo quería decir. Debido a la situación económica del país, por la guerra que recién había pasado, fuimos a vivir al rancho de mi abuela, donde mi madre vivió durante toda su infancia. El invierno ruso había llegado temprano ese año, por lo que nos vimos forzados a pasar largas semanas encerrados dentro de la casa, rodeados de las aterradoras paredes que nos vigilaban, como si estuvieran vivas.Sentía como si alguien me mirase fijamente a la hora de dormir, como si alguien estuviera allí junto a mí. Al abrir mis ojos, no había nadie más en la habitación, un reconfortante alivio fluyó a través de mi cuerpo y pensé, "seguramente es producto de mi imaginación" y volví a dormir. Esa no fue la única vez que sufrí ese delirio, sino muchas más, y todo empezó cuando mi hermana recibió un regalo de mi abuela, una muñeca.

Al igual que mi madre yo tenía una hermana de 2 años. Mi abuela se encariñó con ella, desde que la vio por primera vez. Mi abuela, ‘Blanca Esperanza de Kranchinkovic’ fue esposa del duque Kranchinkovic, que llegó a ser el ilegítimo y más apreciado presidente de nuestra nación por 6años, hasta el día de su muerte. Desde entonces, mi abuela vivía triste: su rostro perdió su brillo y su mirada vivía inmersa en una soledad. 

Aquella tarde, en mi cuarto estaba tan aburrida, que decidí explorar la casa, en parte para ver si encontraba algo que decía como murió mi tía. Fui por el pasillo largo, viendo a todos lados. Lo primero que hice, fue entrar al cuarto de mi hermana. Al igual que en el resto de la casa, largas vigas de madera sujetaban el techo y las paredes.Mientras buscaba y buscaba, el tiempo pasó volando y me quedé dormida… De entre ojos, me desperté a las 3 de la mañana con un terrible dolor de cabeza. Al abrirlos, note, que alado mío, debajo de las cortinas que cubrían la ventana, había algo,unos zapatos, como de una niña de dos años. Levanté la cortina y...

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Tiempo atrás antes de la guerra, vivamos en la ciudad, en un pueblo llamadoGorod. Yo asistía a la escuela primaria de Svetyana. Desde muy pequeña tuve problemas de aprendizaje porque me costaba hablar bien. Por ese motivo, me metieron a un colegio especial para que mejorase mi habla, resultó un gran cambio en mi vida. Mi maestra, era como una segunda madre para mí, o como un padre.

De mi padre no he hablado mucho, pues no hay mucho que contar. Desde que la guerra empezó, él fue reclutado como soldado, al igual que muchos hombres de Rusia. No hemos tenido noticias de él, desde el día en que partió para unirse a la armada. Al primer mes de su partida, cuando la guerra aún no afectaba a los pueblos lejanos, nos enteramos de su desaparición. Recibimos una carta dirigida a 'La familia del soldado Egorov', de parte de la oficina de guerra, donde indicaba que debíamos esperar lo peor.

Esa noticia afectó a mi familia inmensamente. Pero yo, por un extraño motivo,no podía llorar. ¿Habrá sido porqué el miedo que llevaba dentro (por el recuerdo de esos zapatos en la habitación de mi hermana) era tan grande que no podía sentir ninguna otra emoción? ¿Habrá sido por el hecho de que mi cabeza estaba confundida como para lidiar con todas esas emociones? ¿Habrá sido por el hecho de que yo si estaba preparada en caso de una noticia así?
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Caminé por el largo pasillo una vez más. Al pasar junto al cuarto de mi abuela, noté que dentro de su cuarto había una especie de ventana que siempre estaba cubierta por unas largas cortinas. La primera vez que entré a su cuarto no las noté.Yo entré cuando no había nadie en el rancho.Tiré las cortinas hacia un lado y detrás, encontré una puerta. Estaba con llave. "Tengo que encontrar la llave!," pensé. Rebusqué cada rincón del cuarto de mi abuela, hasta que se me ocurrió buscar debajo de la alfombra que mi abuela tenía frente a su cama, y la ENCONTRÉ!

Abrí la puerta, temblando de miedo y de emoción. Al abrirla, encontré pilas gigantes de libros, amontonados en cada rincón del pequeño y estrecho cuarto. En el centro, había una pequeñita mesita, con un libro encima. Algo curioso me impactó y era que el libro estaba abierto! Leí aquella página muy detenidamente y no lo podía creer. Era un diario, escrito por mi madre. Al acabar de leerlo, salí corriendo, cerré la puerta, dejé la llave en su lugar y salí a ver si mi madre ya llegaba. 

Parada estaba yo, en la entrada al rancho, estaba oscureciendo, pero las fuerzas me vencieron y caí arrodillada al suelo. Ya me dormía, a pesar del esfuerzo enorme que ponía por no hacerlo. Sentí otra vez esa mirada que me vigilaba, pero no me atreví a abrir mis ojos. Pasos lentamente se acercaban hacia mí, las hojas crujían, el viento soplaba. Una pequeña mano rozó mi cabello, peinándolo, lentamente sobaba mi cabeza. Al principio pensé que era mi hermana pequeña con mamá, pero luego sentí que aquella pequeña mano que me peinaba, me sujetaba fuertemente del brazo, como si apunto de rompérmelo. Sin abrir mis ojos, grité tan fuerte como pude, y mi madre apareció, me abrazó y sentí un alivio indescriptible. Abrí mis ojos y vi a mi abuela y mi hermana.

Las siguientes semanas, hice todo lo posible por mantener a mi hermana alejada de esa muñeca. Mis esfuerzos, inútilmente dieron frutos. Un día, detrás de la pared escuché a mi madre y mi abuela hablar de una maldición que una bruja había lanzado sobre nuestra familia y me asusté.

Mi hermana había cambiado demasiado los últimos días, no lloraba, no reía, no jugaba. Ya no era una niña de dos años. Mi madre despertó aquella mañana, como cualquier otra, y cuando fue al cuarto de mi hermana la encontró viva, pero bañada en sangre. Mi madre sabía exactamente lo que estaba ocurriendo, y temía que le pasara a mi hermana lo mismo que a mi tía, cuando había sido hipnotizada por la muñeca y se suicidó. Por aquel motivo, nos fuimos fuera del país, a Bulgaria.

Ya hemos vivido aquí por más de cinco  años y nuestras vidas han vuelto a la normalidad.Mi abuela murió hace ya más de dos , (mera consecuencia) e inesperadamente, encontramos a mi papá, aquí en Bulgaria, un día cuando nos dirigíamos al mercado. Él nos explicó que el motivo por el que no volvió a casa fue porque el escapó con su escuadrón, temiendo por su vida y si alguien se enteraba lo podían matar. Ahora tengo dieciséis años y mis problemas de aprendizaje desaparecieron y finalmente puedo asistir a un colegio normal. Mi hermana es una niña saludable y feliz, aun conserva su muñeca y sorpresivamente no han vuelto a pasar sucesos extraños. Con los nuevos avances médicos, luego de una extensa investigación, descubrieron que la muerte de mi tía no fue a causa de una muñeca sino que sufría de epilepsia.

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