jueves, 29 de noviembre de 2012

Sobrevivi (Joaquin Rodriguez)


Era un día perfecto para salir a revisar las trampas para castores que había colocado hace dos días. Cargué de provisiones mi cuadrón como para una semana, aunque sabía que no me tomaría más de dos horas revisarlas. Monté mi cuadrón con aire de explorador y empecé el paseo pasado el medio día. Mientras me internaba en lo profundo del bosque,guiándome por mi excelente sentido de orientación, recordaba mi entrenamiento para la supervivencia como si fuera a necesitarlo en algún momento. El paisaje de la Cordillera Rocosa en Canadá era espectacular; me distraje un poco debido a ello, hasta que me dí cuenta que había llegado al riachuelo donde se ubicaban las trampas. Me alegré al observar que había unos tres castores atrapados y ya muertos en ellas. Al bajar de mi cuadrón me fue difícil caminar por ese territorio tan escarpado con mi pierna que había sufrido de polio. Luego tomé los castores y los amarré firmemente a mi cuadrón. Ya volviendo a mi casa, decidí seguir otro camino para conocer mejor aquel hermoso lugar.

 

El camino era muy difícil con bajadas muy empinadas y cubiertas de un lodo pegajoso que trababa mis ruedas. Mientrasdescendía por una pendiente muy empinada,sentí un dolor terrible en el ojo derecho y por instinto, solté unamano del volante para ver si tenía algo. Sí, tenía una hoja de césped, pero en el momento que solté mi mano y agarré la hoja, perdí el control del vehículo y éste se volcó. El cuadrón me lanzó hacia adelante y empezó a rodar por la pendiente justo detrás de mí. Hasta que aterricé de boca en las faldas de la colina; al mirar hacia atrás,vi cómo el cuadrón se venía encima de mí ; sin darme tiempo de reaccionar, cayó bruscamente sobre mis piernas provocándome un dolor devastador.

 

No podía moverme, sabía que me había roto al menos una de mis piernas, y además el pedal del cuadrón se me clavaba en la espalda. No podía creer el estado en el que me encontraba, estaba atrapado y muy adolorido. Pasaron unos pocos minutos que me parecieron una eternidad, pues no veía manera de librarme. De repente, sentí un reflejo de luz en mis ojos. Era el reflejo del sol sobre mi hacha que se había desprendido delcuadrón, pero había caído fuera de mi alcance. Por suerte yo siempre llevaba una brújula y unsilbato colgados en el cuello, así que tomé el cordel y lo lancé para enganchar el hacha. Después de muchísimos intentos, lo conseguí. La agarré en mis manos y pensé que si lograba quitar peso al vehículo con golpes del hacha, disminuiría la presión en mi espalda y en mis piernas. Pero cada golpe me producía un dolor tanterrible que solo logré quitar los castores muertos. Luego pensé usar el hachacomo palanca para levantar el cuadrón,pero después de varios intentos,la herramienta se rompió.

 

Poco a poco llegó la noche y la temperatura descendió hasta -20 grados centígrados. Era tan intenso el frio que usé los castores como barrera contra el viento. Luego pensé que si le quitaba la piel a los castores podría usarla como aislante entre mi cuerpo y el piso. Pero el problema era que el olor de la carne fresca atraería a los lobos o coyotes de la zona. Decidí no arriesgarme.

 

A lo lejos vi una luz. Entendí que se trataba de la casa de un granjero o un cazador, así que grité lo más fuerte que pude pero el sonido del viento hacía imposible que el granjero me escuchara. Agarré el silbato y sople con fuerza. El silbato me fue más útil para hacer ruido aunque solo logré alterar a los perros del granjero. Pasé la noche con un frio terrible. No me atreví a dormir por si la hipotermia se apoderaba de mi cuerpo. Durante la noche, apenas me acompañaban los recuerdos de mi hijo en la última navidad y la angustia de que posiblemente no volvería a verlo de nuevo.

 

A la mañana siguiente me sentía deshidratado y con mucha hambre, pero las provisiones que traje estaban al otro lado y no lograba alcanzarlas.

 

De repente se me ocurrió una idea brillante, usaría la cinta con la que marco el lugar donde escondo las trampas para recoger el rocío y así hidratarme lo suficiente. Me pasé todo el día haciendo eso hasta que llegó la noche. Para entonces me venció el hambre y decidí probar un poco de carne de castor a pesar del riesgo de que esto atrajera animales peligrosos. Sabía que los lobos y coyotes podrían llegar en cualquier momento pero si no comía, moriría de todas maneras. Por suerte, esa noche no vino ningún depredador y aproveché la piel de los castores para cubrirme del frío.

 

Al siguiente día mientras me tomaba el rocío vi a lo lejos un helicóptero, me emocioné como nunca y empecé a gritar y a mover las cintas, pero fue inútil. El helicóptero giró hacia el otro lado perdiéndose en el horizonte como si yo no le importara. Fue un momento muy triste, aunque también sentí ira por mi impotencia de poder comunicarme.

 

En la noche del tercer día ocurrió lo peor. Estaba pensando en una solución a mi problema cuando escuché que unas patitas se acercaban hacia mí. No lograba ver nada pues mi ángulo de visión era muy bajo,pero sabía que estaba en problemas, hasta que a lo lejos vi una manada de coyotes acercándose hacia mí. Agarré el mango de mi hacha rota y empecé a golpear el suelo y el metal de mi cuadrón. Por suerte los coyotes se alejaron.

 

En la mañana del cuarto día mi cuerpo se rindió y me quedé dormido.

 

Mientras, en otra parte de la cordillera, Carlos, un experto en búsqueda y rescate,ajeno a mi desgracia, salió a caminar con su perro. Su plan era caminar hacia un lago ubicado al norte de mi posición. Pero sin saber porqué, cambió de planes hasta llegar al valle en el que yo me encontraba atrapado y dormido. Se acercó corriendo hacia mí y me vio, ahí, tirado debajo del cuadrón y me preguntó nerviosamente:

 

-          ¿señor, señor?

 

Al escuchar el sonido de su voz me desperté y lo vi, pensé que estaba alucinando.¿O tal vez sería un sueño?Al verme despertar, preguntó:

 

-           ¿Cómo se llama?

-           Frank Mathews, respondí aún confundido.

-           No se preocupe Sr. Mathews, le voy a ayudar

 

Carlos reaccionó rápidamente y me quitó el vehículo de encima. El alivio que sentí sigue siendo inexplicable. A pesar de mi cansancio Intenté mover las piernas pero éstas no respondían. Carlos me pidió no moverme mientras llamaba por su radio para pedir ayuda. Las horas que pasaron mientras esperaba a los paramédicos parecían no tener fin; pero al fin llegaron! Con la ayuda de Carlos me llevaron directo al hospital. Sufrí un par de operaciones de emergencia en la pierna y al poco tiempo pude tomar algo caliente. Luego llegó mi familia y celebramos el rescate.

¡Fue el mejor día de mi vida!

La Muñeca (Camila Andino)


Nunca logré entender el motivo por el que la hermana menor de mi madre murió, cuando apenas tenía dos años. Pregunté a todos mis parientes, pero nadie me lo quería decir. Debido a la situación económica del país, por la guerra que recién había pasado, fuimos a vivir al rancho de mi abuela, donde mi madre vivió durante toda su infancia. El invierno ruso había llegado temprano ese año, por lo que nos vimos forzados a pasar largas semanas encerrados dentro de la casa, rodeados de las aterradoras paredes que nos vigilaban, como si estuvieran vivas.Sentía como si alguien me mirase fijamente a la hora de dormir, como si alguien estuviera allí junto a mí. Al abrir mis ojos, no había nadie más en la habitación, un reconfortante alivio fluyó a través de mi cuerpo y pensé, "seguramente es producto de mi imaginación" y volví a dormir. Esa no fue la única vez que sufrí ese delirio, sino muchas más, y todo empezó cuando mi hermana recibió un regalo de mi abuela, una muñeca.

Al igual que mi madre yo tenía una hermana de 2 años. Mi abuela se encariñó con ella, desde que la vio por primera vez. Mi abuela, ‘Blanca Esperanza de Kranchinkovic’ fue esposa del duque Kranchinkovic, que llegó a ser el ilegítimo y más apreciado presidente de nuestra nación por 6años, hasta el día de su muerte. Desde entonces, mi abuela vivía triste: su rostro perdió su brillo y su mirada vivía inmersa en una soledad. 

Aquella tarde, en mi cuarto estaba tan aburrida, que decidí explorar la casa, en parte para ver si encontraba algo que decía como murió mi tía. Fui por el pasillo largo, viendo a todos lados. Lo primero que hice, fue entrar al cuarto de mi hermana. Al igual que en el resto de la casa, largas vigas de madera sujetaban el techo y las paredes.Mientras buscaba y buscaba, el tiempo pasó volando y me quedé dormida… De entre ojos, me desperté a las 3 de la mañana con un terrible dolor de cabeza. Al abrirlos, note, que alado mío, debajo de las cortinas que cubrían la ventana, había algo,unos zapatos, como de una niña de dos años. Levanté la cortina y...

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Tiempo atrás antes de la guerra, vivamos en la ciudad, en un pueblo llamadoGorod. Yo asistía a la escuela primaria de Svetyana. Desde muy pequeña tuve problemas de aprendizaje porque me costaba hablar bien. Por ese motivo, me metieron a un colegio especial para que mejorase mi habla, resultó un gran cambio en mi vida. Mi maestra, era como una segunda madre para mí, o como un padre.

De mi padre no he hablado mucho, pues no hay mucho que contar. Desde que la guerra empezó, él fue reclutado como soldado, al igual que muchos hombres de Rusia. No hemos tenido noticias de él, desde el día en que partió para unirse a la armada. Al primer mes de su partida, cuando la guerra aún no afectaba a los pueblos lejanos, nos enteramos de su desaparición. Recibimos una carta dirigida a 'La familia del soldado Egorov', de parte de la oficina de guerra, donde indicaba que debíamos esperar lo peor.

Esa noticia afectó a mi familia inmensamente. Pero yo, por un extraño motivo,no podía llorar. ¿Habrá sido porqué el miedo que llevaba dentro (por el recuerdo de esos zapatos en la habitación de mi hermana) era tan grande que no podía sentir ninguna otra emoción? ¿Habrá sido por el hecho de que mi cabeza estaba confundida como para lidiar con todas esas emociones? ¿Habrá sido por el hecho de que yo si estaba preparada en caso de una noticia así?
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Caminé por el largo pasillo una vez más. Al pasar junto al cuarto de mi abuela, noté que dentro de su cuarto había una especie de ventana que siempre estaba cubierta por unas largas cortinas. La primera vez que entré a su cuarto no las noté.Yo entré cuando no había nadie en el rancho.Tiré las cortinas hacia un lado y detrás, encontré una puerta. Estaba con llave. "Tengo que encontrar la llave!," pensé. Rebusqué cada rincón del cuarto de mi abuela, hasta que se me ocurrió buscar debajo de la alfombra que mi abuela tenía frente a su cama, y la ENCONTRÉ!

Abrí la puerta, temblando de miedo y de emoción. Al abrirla, encontré pilas gigantes de libros, amontonados en cada rincón del pequeño y estrecho cuarto. En el centro, había una pequeñita mesita, con un libro encima. Algo curioso me impactó y era que el libro estaba abierto! Leí aquella página muy detenidamente y no lo podía creer. Era un diario, escrito por mi madre. Al acabar de leerlo, salí corriendo, cerré la puerta, dejé la llave en su lugar y salí a ver si mi madre ya llegaba. 

Parada estaba yo, en la entrada al rancho, estaba oscureciendo, pero las fuerzas me vencieron y caí arrodillada al suelo. Ya me dormía, a pesar del esfuerzo enorme que ponía por no hacerlo. Sentí otra vez esa mirada que me vigilaba, pero no me atreví a abrir mis ojos. Pasos lentamente se acercaban hacia mí, las hojas crujían, el viento soplaba. Una pequeña mano rozó mi cabello, peinándolo, lentamente sobaba mi cabeza. Al principio pensé que era mi hermana pequeña con mamá, pero luego sentí que aquella pequeña mano que me peinaba, me sujetaba fuertemente del brazo, como si apunto de rompérmelo. Sin abrir mis ojos, grité tan fuerte como pude, y mi madre apareció, me abrazó y sentí un alivio indescriptible. Abrí mis ojos y vi a mi abuela y mi hermana.

Las siguientes semanas, hice todo lo posible por mantener a mi hermana alejada de esa muñeca. Mis esfuerzos, inútilmente dieron frutos. Un día, detrás de la pared escuché a mi madre y mi abuela hablar de una maldición que una bruja había lanzado sobre nuestra familia y me asusté.

Mi hermana había cambiado demasiado los últimos días, no lloraba, no reía, no jugaba. Ya no era una niña de dos años. Mi madre despertó aquella mañana, como cualquier otra, y cuando fue al cuarto de mi hermana la encontró viva, pero bañada en sangre. Mi madre sabía exactamente lo que estaba ocurriendo, y temía que le pasara a mi hermana lo mismo que a mi tía, cuando había sido hipnotizada por la muñeca y se suicidó. Por aquel motivo, nos fuimos fuera del país, a Bulgaria.

Ya hemos vivido aquí por más de cinco  años y nuestras vidas han vuelto a la normalidad.Mi abuela murió hace ya más de dos , (mera consecuencia) e inesperadamente, encontramos a mi papá, aquí en Bulgaria, un día cuando nos dirigíamos al mercado. Él nos explicó que el motivo por el que no volvió a casa fue porque el escapó con su escuadrón, temiendo por su vida y si alguien se enteraba lo podían matar. Ahora tengo dieciséis años y mis problemas de aprendizaje desaparecieron y finalmente puedo asistir a un colegio normal. Mi hermana es una niña saludable y feliz, aun conserva su muñeca y sorpresivamente no han vuelto a pasar sucesos extraños. Con los nuevos avances médicos, luego de una extensa investigación, descubrieron que la muerte de mi tía no fue a causa de una muñeca sino que sufría de epilepsia.

El Mendigo de Quito (Alejandro Chiriboga)


Mis manos ardían de tanto frío que hacía, era de noche yllovían rocas en el centro de Quito. La neblina cubría las calles tapándome la vista, solo la luz caliente que emitían las lámparas me permitía seguir adelante sin tropezarme. Mientras caminaba me preguntaba, ¿Quiénes  habrán caminado por estas lindas calles desde que fueron fundadas? Seguramente la mayoría de las  almas de Quito, tristes o felices han rondado por aquí . Acababa de parquear mi auto y me encontraba caminando por la calle Benalcázar, ahora no había ni un alma. La lluvia paró de golpe muy bruscamente y se podía ver personas corriendo a su destino. Me dirigía a un restaurante, a una cuadra de donde estaba, llamado “Vista Hermosa”, a encontrarme con unos amigos para celebrar mi cumpleaños. Pero para mí, solo era un año más.

 

Estaba a punto de llegar cuando vi un mendigo sentado a unos 5 metros de allí. Yo iba a pasar al lado de él sin ni siquiera regresarle la mirada, pero lo que me sorprendió fue que no me pidió dinero, ni me miró la cara. Al lado del mendigo había un letrero hecho de un pedazo de cartón que simplemente decía, “Soy humano, soy pecador.” Lo leí y lo ignoré, seguí por mi camino y entré al restaurante.  Mis amigos estaban ahí sentados hablando del día a día, esperando mi llegada para recibirme con un buen abrazo. Nos sentamos y comimos hasta estar satisfechos y contentos. La culpa me seguía de la mano. ¿Cómo estará el mendigo? Me preguntaba. Seguramente con hambre y con frío.  Inesperadamente uno de mis amigos, Juan José, habló con una sonrisa en su mirada.

“Sebastián, tenemos un regalo para ti departe de todos. Espero que te guste, es de buena calidad.”Me entregó una botella de vino, “ChâteauLafite”,les di las gracias con un buen abrazo a cada uno.  Era de noche y se hacía tarde, la manija del reloj apuntaba cerca de las 2 de la mañana y todos se comenzaron a ir. Nos despedimos y se fueron alegremente.

 

Como cumpleañero me quedéhasta el último momento para pagar la cuenta, solo quedábamos los meseros y yo. Pagué, di las gracias y me fui. Mientras salía del ascensor, le daba un vistazo al detalle del título en la botella de vino. Tenía una casa muy grande en la parte trasera de la imagen y unos hombres cosechando las uvas en la parte de adelante. Pero lo que más me llamaba la atención fueron los árboles a los costados, me recordaba mucho a mi infancia. Al salir de la puerta, me encontré con el mismo mendigo, cinco metros de donde yo estaba parado. Decidí pasar por ahí para dejarle los sueltos que me sobraban del vuelto de la cena. Al estar frente a él, él mendigo alzó la mirada y me clavó los ojos.  “¿Comiste bien, no Sebastián?” Me quedé atónito después de escuchar mi nombre, entonces le respondí. “Si muchas gracias. Disculpe, ¿cómo sabe mi nombre?” El mendigo no me respondió sino solo hizo un gesto con su mano izquierda, y yo asumí que quería que me siente a su lado, entonces me senté.

 

 

 

El mendigo sacó un pedazo de pan que estaba a su derecha, el pan no estaba guardado, más bien estaba caliente, recién horneado. “¿Quieres compartir ese vino conmigo, Sebastián? Yo te compartiré mi pan.” No lo pensé dos veces, y le respondí.  “¿Por qué no?”  Saqué la botella de vino y la abrí con un destapador de corchos que me dio él. El mendigo cortó el pan en la mitad y tomamos el vino a pico como dos borrachos sin rumbo.  El pan era suave y crocante, era definitivamente el mejor pan que he probado. Estaba lleno gracias a la gran cena que tuve, pero el pan me abrió el apetito. Tomamos y tomamos, pero el vino nunca se acababa, aun así no sentía la borrachera. Pasaron horas y el pan nunca se enfrió, también me parecía que se hacía más grande cada vez que ingería un pedazo.

 

Tuvimos una larga conversación que disfruté mucho. El mendigo me contó que su padre sacaba vino del agua. No entendí, pero me explicó que era muy bueno con el vino.  Llegó un punto en el cual decidí levantarme e irme a casa, entonces me levanté y le pregunté su nombre. El mendigo subió la mirada y me respondió,  “No tengo nombre, lo tenía, pero se me fue. Se fue volando, se fue cantando, se fue llorando.”  Seguramente estaba borrachoy nos reímos juntos. Le pregunté, antes de irme por qué su letrero decía tal cosa. Él solo me dijo que decía la verdad, me dijo que no solo por ser un mendigo tenía que ser mentiroso. Lo que entendí yo, fue que él no quería ser juzgado. Le di las gracias por el pan, le dejé mi botella como agradecimiento y me fui.

 

Inmediatamente el mendigo se paró y fue caminando hacia mí. Me dio un abrazo y me dijo feliz cumpleaños. Me pregunté a mí mismo cómo sabía el mendigo que era mi cumpleaños, ya que yo no la había mencionado, pero de tanta pregunta que me he hecho solo le di un abrazo y me fui. Seguí caminando por un rato y al voltearme a verle la cara por última vez, el mendigo había desaparecido. Corrí a ver donde se fue, me sorprendió que no asomara ya que era un viejo sin fuerzas para nada. Miré de calle en calle, y al regresar, justo en el mismo puesto en el que nos sentamos a beber, encontré un crucifijo de madera tirado en el piso. Lo recogí y me fui al parqueadero.  Mientras caminaba, recordaba la cara del mendigo. Una cara larga con el pelo largo que le llegaba hasta el cuello. Tenía unos ojos profundos y satisfechos, seguramente así se sentía el mendigo. Me comencé a preguntar si estaba loco, pero como dije no estaba borracho.

 

El Biho (Bruno Vega)


Todo comenzó cuando un chico llamado Yamil y su amigo Santiago, dos estudiantes de secundaria, fueron de campamento al bosque cerca de su escuela. Los dos chicos estaban asando unos malvaviscos cuando escucharon un sonido muy fuerte a la distancia. Cuando fueron a ver cuál era la causa de ese sonido encontraron una especie de cápsula en el suelo. La cápsula tenía tres pedazos diferentes de color verde grisáceo y en el medio había una bola  que parecía ser plata. Santiago, con su curiosidad decidió agarrar la extraña cápsula. “¡Cuidado!” dijo Yamil “¡podría ser una mina!” en el desconcierto, Santiago dejó caer a la extraña máquina. De repente, la máquina comenzó a vibrar y se abrió, creando una luz enceguecedora que cubrió completamente a Santiago. De repente Santiago empezó a gritar. “¡AAA! ¡Algo me agarró!” la luz enceguecedora se había calmado y de la oscuridad salía Santiago y una criatura extraña de tamaño bien grande agarrando su brazo. La extraña criatura era de color verde, tenía un solo cuerno en el medio de la frente y un cuerpo humanoide musculoso y con escamas. La bestia tenía agarrado firmemente el brazo de Santiago quien estaba desmayado por el terror y la conmoción de lo ocurrido. La criatura le soltó el brazo y se sentó al lado del cuerpo desfalleciente de Santiago.

            Yamil se había recuperado del terror que le causaba la bestia y decidió volver para esconderse. “No temas, no quise causarles ningún daño” dijo la criatura, y Yamil respondió “si eres tan pacífico deja a mi amigo o, o te pego con este palo” el humanoide se río “créeme que con ese palo de juguete nunca me lastimarías. Soy Epirion, el último de los Biho, una raza que se dedica a proteger los planetas de la maldad de los Zoanoides. Estoy muy débil de mi última batalla y desearía que me dieran refugio en sus hogares.” Yamil, pensativo le dijo que sí, con la condición de que sea sumamente discreto. Epirion accedió y cargó a Santiago hasta llegar a la casa de Yamil. “mmmm, qué está pasando Yamil, me siento mareado.” Yamil respondió “No hay de qué temer Santi, este extraño solo me ayudó a cargarte para que llegáramos a tiempo a mi casa.” Santiago miró a la extraña criatura que le estaba cargando con una mezcla de miedo e interés. “¿qué es eso?” dijo Santiago, “es Epirion, un Biho.” Dijo Yamil, “Y el último” agregóEpirion.

            La mañana siguiente cuando Yamil volvía de la escuela se encontró con Epirion. Estaba perfectamente mimetizado con los árboles cerca de su casa. “¡Dios, no me asustes así!” dijo Yamil. “fue muy bueno de su parte dejarme quedar su casa, pero ahora voy a tener que volver a mi nave.” Dijo Epirion “¿Un solo día? ¿Qué clase de cosa eres?” dijo Yamil. “Soy un Biho, y debo  usar mi nave para volver mi base.” Yamil llamó a su amigo Santiago y juntos con el monstruo llegaron de vuelta donde estaba el pequeño círculo metálico con la bola en el medio. “como piensas encajar en tu nave. Riéndose el Biho dijo, “es un tele transportador, me lleva desdedonde esté el transportador aquí hasta dónde está mi nave en un planeta cercano.” Fascinado Yamil le preguntó a Epirion si él y Santiago podrían visitar el interior de su nave. “lamentablemente no les puedo permitir entrar a mi nave, pero les voy a dejar estos brazaletes. Si alguna vez ven algo extraño, más extraño de lo normal solo toquen este botón en el centro de su brazalete y el escuadrón de seguridad les ayudará, lamentablemente este es un adiós.” Epirion se paró en la pequeña cápsula cuando de repente, detrás de un arbusto no muy lejano se escucharon unos ruidos extraños.  Sin volver para pensar, Epirion se lanzó hacia el arbusto donde se generaron un grupo de sonidos fuertes y deformados. Cuando Epirion volvió estaba cargando otra criatura que también tenía escamas, pero una forma corporal más animal y salvaje. “Parece que me tengo que quedar”, dijo Epirion con ojos apenados. “¡¿Qué es eso?!” dijeronYamil y Santiago asustados en unísono.

            “Esta criatura solía ser uno de su especie.” Dijo Epirion. “¿Pero como es que algo tan bestial y deformado sea un humano?” dijo Yamil. “Ese es el problema, eso ERA humano, pero ha sido transformado por un Zoanoide. Miren sus ojos, son humanos, si fuera un Zoanoide genuino tendría ojos amarillos.” “¿Cómo se transformó?” Dijo Santiago. Sentándose, Epirion empezó a contarles lo que son los Zoanoides. “Zoanoide, en mi lengua nativa significa parásito incontrolable. Los Zoanoides son una raza que destruye la civilización mas avanzada del planeta que invaden, desde adentro” Los chicos se miraron a si mismos con una mezcla de miedo y sorpresa. “Continúa, perdón Epirion” dijo Yamil. Epirion asintió y continuó con la descripción. “Aunque hemos derrotado a bastantes Zoanoides nunca nadie ha podido descubrir la verdadera forma de un Zoanoide. Los Zoanoides absorben al organismo dominante del planeta, o el más abundante, y absorben todos sus atributos, como la apariencia física y sus memorias. Una vez que se apoderan de todo lo que necesitan de la persona, los Zoanoides lo transforman en su miedo más grande, lo cual generalmente causa que los demás de su especie ataquen al original, dejando al Zoanoide en la oscuridad libre de sospecha.” “Pero si sabías que era humano ¿porqué lo atacaste?” dijo Santiago “Cuando un Zoanoide asimila todo lo que necesita del original, pulveriza su cerebro para que sea una criatura que cause miedo, y ataque a todo lo que ve.” Dijo Epirion “¿Cómo pueden ser tan crueles?” dijo Yamil. “Los Zoanoides no les importa la vida de los demás, solo controlar hasta que todo esté en su dominio, así perdí mi planeta.” “¿Cómo salvaremos a nuestro planeta?” - dijo Yamil “Solo es cuestión de tiempo hasta que el Zoanoide trate de apoderarse de su líderes. Su presidente.” Dijo Epirion. “¡Ayúdanos Epirion!” dijo Santiago “No puedo, ¡¡ustedes residen en este planeta!! ¡ ustedes tienen que salvar al presidente!!

jueves, 22 de noviembre de 2012

2024 (Daniel Blair)

Se considera que los humanos, especie dominante de la tierra, han avanzado increíblemente rápido en los aspectos de tecnología, supervivencia y las ciencias del universo, sin embargo, se presume que el 26 de mayo de 2024 fue la culminación total de la evolución humana. Ese preciso día un humilde asistente de laboratorio descubrió las ramificaciones para poder aumentar al cuerpo humano tecnología biótica en su estado crítico, nunca antes visto en el mundo. Claro, que si un soldado en la Cuarta Guerra Mundial perdía un brazo por el virus que se soltó en Norte América por la Unión Soviética, que atacaba las extremidades del cuerpo y se lo tuvieran que cortar para que no se esparciera al resto del cuerpo, se le podía otorgar un brazo prostético capaz de llevar a cabo el noventa por ciento de las actividades de un brazo normal. Pero esto era totalmente diferente. Si a uno le dieran la bendición de poder aumentar a su cuerpo esta tecnología, este individuo podría tener poderes súper-humanos, por decirlo así.
Pongamos como ejemplo queel individuo decide ponerse piernas bióticas. Entonces, ahora podría caer de un cuarto piso sin ni siquiera pestañear, correr a 120 km/h, y lo mejor de todo, podría, con los ajustes precisos, escalar una pared vertical. Es más, cada adaptación sería modificable. Para los buceadores, sus pies se transformaban en aletas para ir mucho más rápido bajo el agua. Las posibilidades eran infinitas. Y eso que los implantes biónicos no solo estaban limitados al exterior. Se podían implantar pequeños discos en cada lado del cerebro que le permitían hacer cosas nunca antes posibles. Uno podía ver en infra-rojo, aumentar su IQ, controlar dispositivos personales solo con el pensamiento, prender el carro con la mente, etc. Si bien hemos avanzado tecnológicamente, algunos historiadores argumentan que nuestra capacidad intelectual no ha variado inmensamente desde nuestros ancestros. El cerebro ha experimentado muy leves cambios, casi imperceptibles desde la edad prehistórica, pero después de ese día, cualquiera podía aumentar su inteligencia y, más importante, su potencial intelectual. El cerebro no se cambia en lo absoluto, los discos solo le permiten romper sus límites.Sin embargo, como todo lo demás en el mundo, todo dependía de cuánto estabas dispuesto a pagar.
Jeff se encontraba mirando una pantalla levitando en frente suyo. No le prestaba ninguna atención a la mujer sentada a un lado.
-“Jeff,” la mujer dijo.
No hubo respuesta.
-“Jeff,” dijo la mujer en un tono preocupada.
No hubo respuesta.
-“Je,”
-“Qué quieres Eli, no ves que estoy ocupado!” dijo el hombre repentinamente, interrumpiendo a la mujer.
-“Lo siente, es solo que te…,”
-“Olvídalo, no es tu culpa. Es solo que a este imbécil le acaban de dar todavía otro premio. Acaso no tiene suficientes?”
Era el 2029, y en el monitor era visible la celebración del quinto aniversario del  invento de  la modificación biótica al ser humano. El hombre que recibía el premio se llamaba Gustav Reags. Era el billonario más joven del mundo en la actualidad, era el queaparecía en las portadas de la revista Forbes, era la persona que poseía la mansión más costosa en el mundo, actualmente valorada en 18 billones de dólares. Era él quien inventó los aumentos biónicos. ¿Cómo lo consiguió?, nadie sabe. Aparece un empresario de 22 años de edad, con una promesa de un mejor futuro y nadie se pone a hacer preguntas.
-“Y pensar que solía ser el asistente de un laboratorio cualquiera,” pensó Jeff.
Desde que logró patentar su idea con una corporación internacional, se esparció tan rápido que sus primeros prototipos estuvieron disponibles para realizar pruebas 6 meses después, y en 11 estuvieron listos para vender al público. Jeff, que trabajaba en un sector justo al lado del de Gustav, como biólogo neurológico, había aplicado para ser intercambiado al sector de Gustav. Se había hartado de su trabajo, atascado sin respuesta alguna en un problema sobre aquello; quería incorporarse en el equipo del Doctor Fleming, en ese entonces el jefe de Gustav. Le habían aprobado la transferencia, pero dijeron que tomaría 3 días realizar el cambio. Jeff aplicó el 24 de mayo de 2024. De haber aplicado un día antes hubiera sido incluido en el equipo que hasta siempre hubiese sido recordado como el que “revolucionó la evolución humana.”
No era solo envidia, a Jeff nunca le convenció la idea de modificar nuestros cuerpos sintéticamente para poder hacer cosas súper humanas. No era normal. ¿Desde cuándo los humanos decidían si eran capaces de respirar debajo del agua, o volar? La evolución se suponía que tomaba millones de años, a través de un proceso complicado, no en el espacio de un día y medio mientras te removían tu pierna anterior y te daban una biótica. Algo andaba mal.¿De dónde saca los recursos un don nadie de apenas veintidós años de edad para comprobar una idea tan radical y tan nueva hacia el público, y que se haga verdad así de fácil?

Fue un día que Jeff andaba husmeando por las oficinas de “Reags and Boston”, la compañía de Gustav, que averiguó que tan mal estaba la situación. Encontró dos gerentes tomándose un café cuando escuchó algo que lo hizo poner atención.
-“
¿
Escuchaste lo que Reags dijo en la reunión hoy de tarde? “dijo uno.
-“
¿
Qué reunión?”- dijo el otro.
-“Así que no te invitaron. Qué tal…”
-“
¿
De qué hablaron? Me tienes que decir, sabes cuánto me interesan los nuevos descubrimientos para mi brazo biónico.”
-“Fue confidencial, no tengo la autorización para decírtelo.”
-“
¡Ayy, vamos! ¡
Cuéntamelo!”
-“Bueno, pero me debes una. Dijo algo de que si el nuevo prototipo no estaba listo a tiempo el maestro no iba a estar muy feliz que digamos.”
-“
¿
El maestro?”
-“No sé, me pareció que se refería a sí mismo en tercera persona. Cuando tienes tanta plata como él, a nadie le importa gorro, con tal de que reciban sus cheques al final del mes.”
Jeff sabía que tenía algo importante entre sus manos. ¿Quién era este maestro? ¿O era que Gustav finalmente le llegó la fama a la cabeza?
Sin tener ni idea de lo que hacía, se dirigió directo hacia la oficina de Reags, situada en el pent-house de la compañía. Cuando abrió sigilosamente la puerta, se dio cuenta de lo enorme que era. ¡La oficina en si era del tamaño de 9 oficinas de gerentes en el cuarto piso! Nunca iba a encontrar algo que le revele la verdad sobre este misterioso hombre. Escuchó un ruido proviniendo del baño, y corrió hacia el escritorio en la mitad del cuarto, para esconderse. Este era del tamaño de un carro; era fácil no ser visto.
Cuando se volvió a parar vio que nuevamente estaba solo. Bajó la cabeza, y encima del escritorio había una especie de radiografía. Su corazón comenzó a latir rápidamente. Al mirar más de cerca se dio cuenta de que era un cerebro humano, con los pequeños discos metálicos a cada lado. Iba a bajar la imagen cuando le pareció ver algo raro, fuera de lugar. Miró de cerca a los discos y ¡Santo Cielo!!! …. eran discos, no de metal, sino totalmente biológicos. Eran una parte del cerebro, con venas y arterias propias. ¿Cómopasó esto? Era como si un humano hubiera nacido con esto, no había sido implantado. ¿Podía ser que tanto se modificaba lo exterior que el cuerpo  ya comenzaba  a nacer con implantes biónicos?       ¡ No podía ser!!!. Este cerebro, según sus cálculos, le pertenecía a un hombre de 27 años. Esta persona nació antes que el descubrimiento.
¿Quién era este hombre?
Dio vuelta a la hoja y vio escrito en letras pequeñas “Gustav Reags”.

El Control de la Oscuridad (Daniela Andino)

 



Felipe tenía 6 años de edad, estaba en su casa a la espera de sus padres. Ese día alguien tocó a la puerta , era un señor con un papel amarillo; tomó al niño de la mano y le explicó que sus padres tuvieron que viajar a Francia en una misión de trabajo;  a ayudar a un grupo perteneciente a una etnia secreta. Él, debido a su corta edad no entendía lo que estaba pasando, pero el señor lo llevó donde sus abuelos. Después de un tiempo finalmente se dio cuenta de la pérdida que recientemente había tenido, nunca más volvería a verlos. 
El tiempo pasó. Felipe cumplía 8 años, eran las cinco de la tarde, todos sus amigos estaban con él cuando alguien llamó a la puerta. Era el señor del correo, una carta acababa de arribar de un lugar remoto en las afueras de Francia, era una nota de sus padres informándoles a él y sus abuelos que tendrían que quedarse ahí por un largo tiempo ya que esta tribu tenía unos serios problemas con la base secreta de un grupo de espías y ellos tendrían que defenderlos. El día siguió normalmente, todos los niños terminaron exhaustos a la hora que sus madres los fueron a retirar. 
La vida de Felipe fue siempre digna de un niño, sus abuelos se habían convertido prácticamente en sus padres y le dieron todo lo que él necesitara. Un día frío de Diciembre, decidieron mudarse a un barrio más céntrico, en medio de Londres, donde estaban las grandes construcciones, los palacios y toda la historia del pasado de esa gran ciudad. Ellos se mudaron a la mansión Herchester, una antigua mansión construida en el siglo XII. Esta construcción tenía paredes de color negro, pilares visibles a la entrada, y un gran camino de piedras que dirigían a la puerta principal. En el interior habían cinco cuartos cada uno con un amplio espacio para la cama, aparador, espejo y un sofá justo debajo de la ventana. Los abuelos de Felipe pagaron un precio de un gran descuento por esta grande y amplia mansión ya que estaba muy cerca del cementerio de la ciudad.  
La primera noche pasó, todos estaban llenos de emoción de estar en un lugar más cercano a tiendas, hospitales, estaciones y muchos lugares más. Los días pasaban y todo seguía tranquilo en la mansión. Una noche, la más oscura de ese tiempo, Felipe, se quedo jugando con sus juguetes hasta tarde, cuando de repente empezó a escuchar un sonido chirriante en la esquina de su habitación. Él no le prestó mucha atención y siguió jugando. Los días continuaron y los sonidos misteriosos también, pero Felipe nunca hizo nada al respecto.
Felipe creció y fue a la universidad en Estados Unidos. Sus abuelos habían vivido en la mansión toda su vida hasta el día de su muerte, su abuelo murió a los 80 años de edad debido a una insuficiencia del corazón, en cambio su abuela murió 7 años después, debido a causas naturales. Felipe devastado por este hecho decidió comprar la mansión, el único recuerdo que le quedaba de sus abuelos ya que, antes de morir su abuela le pidió a la enfermera que le cuidaba que quemara todas las fotos, ropa y todo recuerdo sobre ella y su esposo. 
Felipe regresó a vivir en la mansión, y cada noche escuchaba voces, pisadas y sonidos tenebrosos. Muy aterrado, salía a ver de qué se trataba, pero terminaba sin encontrar nada. Él lo que no se daba cuenta es que estas voces, le estaban dando instrucciones de que cometa ciertos crímenes en la ciudad. 
Se despertó una mañana e hizo lo que usualmente hacía, tomó una taza de té y salió a su habitación, en ese momento tuvo un pequeño mareo, una extraña sensación recorría por su cuerpo. De un momento a otro giró de la dirección a donde iba. Fue a la cocina, cogió una pistola y salió a la calle, la mañana estaba cubierta de neblina, parecía que nunca iba a salir el sol,  empezó a caminar por la gran avenida. Caminó tres cuadras hasta el gran museo, inconscientemente sacó la pistola y buscando con la vista lo localizó. Fue rápidamente hacia él y con un suave y frío disparo le atravesó la cabeza. Felipe salió y fue directo a su casa. Siguió con toda normalidad y tranquilidad su vida, como si nada hubiese pasado. En cambio en el museo, todo el mundo quedó impactado, aterrorizado después de haber presenciado tal evento catastrófico. Felipe, pasó encerrado en su habitación por varios meses, hasta que un día decidió salir, fue directo a una perfumería, donde había una señora con un vestido de una tela muy fina, y un abrigo de piel, él tomó uno de los perfumes y lo partió en la cabeza, dejando a ese cuerpo desangrándose en el piso, sin alma, sin sentimientos, esa inocente criatura tirada sin vida. Felipe se fue caminando de lo más relajado, cuando la policía lo atrapó y lo llevaron a un interrogatorio. 
Felipe, sudaba frío, sentía los nervios corriendo por su cuerpo, estaba confundido y desconcertado no sabia qué estaba pasando, ni qué hacia en ese cuarto oscuro. Dos señores, con trajes entraron a la habitación, le preguntaron por qué había matado a la señora, cuáles eran sus motivos. Él trataba de responderles, pero las palabras no le salían de la boca. El tiempo llegó, lo llevaron a una celda, y después de pasar unos meses ahí nunca encontró la explicación para ese acto que había cometido. Un día con una pluma escribió: " Queridos familiares del señor y la señora, al momento de esos actos tan desconsiderados e inhumanos no tenía mi mente en este mundo, estuve controlado por alguna fuerza inexplicable y espero su atención, Felipe". Unos momentos después tomó su camisa, la partió y formó una especie de cuerda, se la ató al cuello y con ella terminó su vida, llena de alegrías, miserias y confusión.

jueves, 15 de noviembre de 2012

El Musico de Miltora (Daniela Urresta)




No muy lejos de la ciudad existe un pequeño pueblo llamado Miltora. El pueblo está rodeado por inmensos bosques con árboles de miles y miles de años. Hay una sola calle principal con casas de colores y la gente siempre está conversando. Como es un pueblo pequeño todose se conocen. Darren es un chico de dieciséis años, indiferente y serio. Tiene ojos de color café y su cabello, dorado. Es el último de tres hermanos. Aunque no encajaba muy bien. Jake, el hermano mayor, es bastante parecido a Darren, físicamente, porque en personalidades, eran completamente opuestos. Adam tenía los ojos claros y el cabello más oscuro que el de sus hermanos, él era el más alegre de la casa, lograba ver todo lo positivo en cualquier cosa que se presentaba. Vivían en una finca grande con animales. Jake y Adam ayudaban a su padre en los sembríos, pero Darren siempre se rehusaba. Pasaba todo el día escribiendo canciones, su sueño era salir de Miltora para ir a la ciudad y que todo el mundo lo escuche.


Un día decidió escaparse para alcanzar su meta. Lo único que llevaba era lo que tenía puesto ,una camisa blanca con la mangas enrolladas, un pantalón negro y corbata negra y una guitarra. Llevaba puesto el sombrero que su mamá le había regalado el año aanterior. Simplemente se fue sin decirle a nadie.


Nunca pensó que salir de Miltora fuera tan difícil. Empezó a caminar por la calle de tierra cuando un viejito que estaba sentado en una banca, a un lado del camino, le dijo “ ah muchacho vas a la ciudad , verdad?” Darren lo vio de reojo y siguió caminando. “ Mira,” Darren seguía caminando, pero despacio, escuchando atentamente, “si quieres llegar mas rápido ve por el camino del medio del bosque así te evitarás una gran vuelta, hazme caso.” El chico siguió ese consejo, pero al estar a medio camino sintió algo extraño.


Ya estaba oscureciendo, así que inició una fogata y se quedó mirando el fuego hasta que se durmió. Al día siguiente se despertó y miró a su alrededor, había cambiado completamente, estaba acostado en lo que parecía una cama. Se levantó rápidamente y escuchó, “¡buenos días, muchacho!” Era una anciana, la miró y antes de que pudiera decir algo le dijo, “yo te puedo ayudar a conseguir lo que quieres.” Lo veía con una gran sonrisa. Como si supiera la razón por la que Darren había salido de Miltora, “quiero que mi sueño se haga realidad.” Dijo el muchacho con entusiasmo, la anciana caminó hacia una de las gavetas y sacó una pequeña botella y le dio a Darren. Le dijo que se tome, él hizo caso y bebió un sorbo grande.


Darren agradeció a la anciana y abrió la puerta y vio que no había nada. Miró a la anciana desconcertado. Después se dio cuenta que estaba en lo que parecía ser una jaula, sin nada más que una pequeña ventana desde donde se podía ver la finca en la que vivía. Estaba confundido no sabía que estaba pasando, podía ver a su madre llorando y uno de sus hermanos tratando de consolarla, no parecía hacerle caso. Darren trataba de salir de donde estaba, intentaba con todas sus fuerzas derribar la puerta hasta que lo logró. Al otro lado habían diferentes caminos era como un laberinto. Sin pensarlo corrió recto, pero parecía estar dando vueltas en círculos.


Se desesperó y se lanzó al piso, pero se levantó con más fuerza. Continuó dando vueltas hasta que encontró una puerta, la abrió rápidamente y era la puerta hacia el escenario, salió despacio. Caminó lentamente hacia delante no podía ver muy bien por la luz, pero escuchaba que el público quería oírlo tocar. No se había dado cuenta que tenía su guitarra, la vio y comenzó a tocar. A la gente le gustaba, mientras tocaba pensaba que era igual o tal vez hasta mejor a lo que se había imaginado. Cuando las luces se apagaron se sentó tras el escenario, su madre entró y fue directamente a abrazar a su hijo. Le sonrió y dejó escapar una lágrima, , “yo sabia que lo lograrías, ¿por qué te fuiste sin avisar? nosotros te pudimos haber ayudado a salir de Miltora de una mejor manera.” La miró y respondió, “ perdón madre no quería preocuparte y pensé que mi padre no me dejaría, que me haría dejar mi sueño atrás y trabajar con él.” Bajó la cabeza.


Era la primera persona que lograba salir de Miltora todos ahí pretendían ser alegres, la realidad era otra. Según una antigua leyenda éste había sido un pueblo muy próspero hasta que una bruja echó sobre él un hechizo, que hizo a todos miserables, aunque competían por ver quién lo er
a menos. Darren y su familia se mudaron a la ciudad y sus hermanos se unieron a él y formaron una banda. Fueron un gran éxito, no solo lograron salir de Miltora sino que lograron salir del país. Logró cumplir su sueño y se volvió una leyenda en su pueblo como el músico de Miltora.


El Viaje (Julian Cordero)


 
Era una mañana fría cuando viajó. Era el primero en hacerlo, pero nadie lo sabría. Iba a ser un largo camino. Se quedó dormido; soñó en lo mismo que había soñado desde que era niño. El sueño evocaba la muerte de alguien  al que atropellaban en la calle mientras la cruzaba. Siempre le había parecido conocido ese señor, pero nunca supo quién era. Cuando se despertó, ya había llegado.
 
Era 1992, 20 años antes de que empezara su viaje. Estaba en plena ciudad.  Era como la recordaba cuando niño. Se quedó observando cómo todo había retrocedido, hasta que recordó para qué había viajado al pasado.
 
Sabía exactamente dónde encontrarlo, y tenía un plan perfecto para matarlo. Comenzó a caminar hacia la calle donde él estaría, pero con calma, ya que tenía tiempo.
Al llegar se sentó en un café a esperar.
 
Media hora después, se aproximaba primero su sombra, caminaba solo por la calle, disfrutando la vida. Parecía ser un hombre inofensivo, y hasta tal vez alguien diría que era simpático. Nadie sabía ni sospecharía en lo que se iba a convertir en tan solo 20 años.
 
De inmediato se levantó y caminó hacia el señor, con su arma en mano. Cuando estaba lo suficientemente cerca como para terminar con la vida de el individuo, pasó algo que no estaba entre sus planes. El señor cruzó la calle, y no alcanzó a dispararle.
 
No podía dejarlo escapar, así que también cruzó la calle, desesperadamente para no perderlo de vista. Sin embargo, al cruzar tan apresuradamente no alcanzó a ver a un camión que se aproximaba a gran velocidad hacia él.
 
De repente estaba en el piso, y no sentía nada. Estaba sangrando mucho y casi no podía ver. Había una gran conmoción entre la gente, todos observando con terror. Entre ellos resaltó un niño que estaba más aterrado que todos. No podía parar de verlo, ya que por alguna razón le parecía muy conocido, como si lo hubiera visto antes…